domingo, 26 de abril de 2015

CAMPOS DE ALGODÓN

 
Nívea seda que sazona con azúcar,
piropo en la retina,
 sortija para delicados dedos
que juegan con labios
de miel repletos.
 
¿Podrá la campiña guardar el secreto?
 
Nevado altar de caprichosas figuras,
inocente guiño de brotes serenos,
tersas florecillas del escenario lleno,
yemas que dibujan turgentes deseos.
 
¿Podrá la campiña guardar el secreto?
 
Futura golosina irá tornando el boceto,
retrato de campanillas que sonarán
con el viento.
Disfraz de alegría y regocijo,
algodones que transforman
el alma soñoliento.
 
¿Podrá la campiña guardar el secreto?
 
Rojos frutos se abren al tiempo,
cerezos repletos de árboles
en campo abierto.
Tierno caramelo que acaricia
el sabroso manjar
del antiguo secreto.
 
 
Fotografías: En la de arriba, mi padre paseando entre los cerezos, y la de abajo, una panorámica del valle.
Un paseo por el Valle de Echauri, pegadito a Pamplona, se convierte en una explosión de cerezos en flor que cautivan al caminante. Campos blancos de florecillas repletos contrastan con el verde de los trigos y el amarillo de la colza... Juegos de colores que, conforme pase el tiempo, darán lugar al fruto del deseo: las cerezas o guindas que harán del dulzor su frescura jugosa.


jueves, 16 de abril de 2015

TORMENTA

 
Ruge la tierra en benditos campos,
brama al cielo de truenos entregado,
tempestad que pelea con recia lluvia,
tornado de sentimientos
en milagro y bravura.
 
Atrevido olor a trigos mojados,
vientos que presagian y temen delirios,
invadida fragancia de recónditas emociones,
acordes de helada noche
en dulce rocío de ilusiones.
 
Me fundo con ese ser intrépido
en vientos y torrentes,
siento la naturaleza en mis venas,
tiemblo ante cada estela,
ante cada gota de mi existencia.
 
Verdor que amanece con el día,
relente que rebosa de lozanía,
pasión que ansío con ímpetu,
juventud que nace
con la vida.
 


 

Fotografías: La de arriba se desarrolla durante un paseo en bici llegando a Sorauren. Y la de abajo, realizando una ruta en Huarte Araquil.
La otra noche, mientras una impetuosa tormenta dejaba caer sus hilos de agua con fuerza, abrí el balcón y me llegó el olor a frescura de primavera, a campos mojados, a naturaleza viva y poderosa. No podía apartarme de ese sentir que me traspasaba y me dormí rodeada de ese momento que nos entregaba la vida como regalo.



viernes, 10 de abril de 2015

SOY

 
Soy frágil porcelana de nuestro sueño,
terciopelo púrpura de sangre repleto,
corcel que galopa
hasta perder el aliento,
intrépido corazón que brama sin miedo.
 
Soy crisálida que busca el viento,
libertad tierna de añoranza y anhelo,
amapola que endulza
el sabor del veneno,
delicado elixir que te roza sin remedio.
 
Soy fuego del atardecer entre tu pecho,
cálida arena y polvo del desierto,
caricia que con mimo
halaga lo que está escrito,
azar que por fortuna se cruzó en mi camino.
 
Soy alborada en crepúsculo sereno,
gotas de rocío adheridas a tu cuerpo,
 sentir de cariño
que indaga su destino,
alud en la montaña,
lluvia torrencial en noche de invierno,
colores que ocultan sombras
porque destino así lo quiso.
 

 
 
El ser de la persona, la esencia, es aquello invariable y permanente que constituye nuestra naturaleza. Supone la realidad persistente que, independientemente de los cambios superficiales, siempre se mantendrá intacta. Representa los rasgos que nos hacen únicos e irrepetibles.
Fotografía: Yo de pequeñita en Lerín el día del Corpus. Qué bonita y nostálgica imagen. A mí me transmite una ternura que, a pesar del tiempo pasado y por ello mismo, me llega más profundo.

sábado, 4 de abril de 2015

MI CALLE

 
Una calle... al fondo la iglesia.
Olor a tarde echada y a calma.
Sillas de mimbre en la puerta de las casas.
Luto en las batas y en el alma.
 
Los chiquillos corren,
juegan al corro de la patata.
Gorjeo de pequeñas aves
que no han levantado el vuelo al alza.
 
Suenan las campanas;
la hora del descanso de la jornada.
Las abuelas se quitan la palabra,
demasiados años ya a sus espaldas.

Un grito, la hora de la cena.
Nadie hace caso.
Otro grito, ya alguno se da cuenta.
Rápido menester y vuelta a la puerta.
 
Cuerpos cálidos por el trabajo del día.
Manos agrietadas por las labores de una vida.
Añoranza de tiempos pasados,
de colores de la infancia.
Añoranza de viejos momentos
que vuelven con fuerte savia.
 

 
 
Fotografías: Mi queridísima morada de tantos años, Lerín. Dos panorámicas enfrentadas. La de arriba vislumbra una parte del pueblo con la torre de la iglesia como pilar. La de abajo otea los campos desde la terraza de mi casa.
Recuerdos de niñez que llevo dentro como oro en paño. Costumbres y tradiciones de viejas tierras que se han hecho a sí mismas con el paso del tiempo. Orgullo que va conmigo de la mano en mi caminar. Lo que yo soy, mi esencia. Mi emoción crece cuando pienso en esos días de antaño y en esos momentos que forjaron mi ser y que considero que me hicieron mejor persona por lo humilde y auténtico de cada instante vivido.