sábado, 15 de junio de 2013

CREPÚSCULO


 


El sol, enamorado del mar
le entrega sus últimos alientos;
la ensenada lo acoge con pasión
como si fuera el último cielo.

Divinos rayos que rozan el agua,
lenguas de fuego reflejadas,
arde la unión de dos sublimes fuerzas
que se funden en la luz velada.

Poco a poco llega el cénit,
la mayor explosión en llamas
para que el ocaso ocurra una vez más
y el anochecer acabe en noche cerrada.


 
Hay momentos en la vida en que las palabras sobran ante tanta belleza como ofrece el mundo. Saber sentirlo, pero no sólo con los ojos sino con el corazón, es sumirte en un tiempo que te llena de felicidad y te hace latir enormemente.
Fotografía: Puesta de sol en el puerto de Santoña, de una hermosura y esplendor desbordantes.