El otro día encontré una flor azul. Este maravilloso pimpollo me atrajo con fuerza la atención porque yo nunca suelo hallar en el campo brotes de ese color tan peculiar. Pero esta hermosura quiso mostrarse al mundo y enseñarnos que un paseo por la naturaleza se convierte en un enigma en el que puedes descubrir todo lo más bello que no esperas. Porque la naturaleza, además de ser preciosa, es un don que se nos ha regalado para disfrutarla. Y me siento, realmente, una amante de ella.
Luz que vislumbré junto al camino,
cálidos destellos de un alma azul
que se perdió entre tanto bello
y un corazón la encontró.
Color hielo que me dijiste ¡Adiós!
Anhelo que apareció entre brumas
y con fuerza me agarró.
¡No me dejes abandonada!
¡Soy diferente pero necesito amor!
Y la guardé entre mis sueños,
el patito feo que en cisne se convirtió,
al que cada noche pido un deseo,
magia que la realidad revivió.
Alma azul, flor del camino,
jamás creías que un hada hallaría tu olor.
Ahora ya no estás sola,
cada día la aurora va despertando tu color.
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