¿Cómo podría palpar el cielo
sin tus manos?
¿Cómo podría sentir la espuma del mar
sin tu cuerpo?
¿Cómo podría amar la vida
sin tu corazón?
Tus labios son mi dulce sabor
a fruta madura.
Tus ojos, la radiante mirada
de mi verdad.
Tu alma, el candor oculto
de mis sueños.
Cada esencia de mi historia
busca la tuya.
Cada gélido sentir de mi noche
busca tu pecho.
Cada delirio de mi fantasía
busca tu sueño.
Ahora entiendo para qué nací.
Ahora entiendo porqué llegué hasta aquí,
hasta el trazo justo
donde nuestros seres se funden
e inventan una sola existencia
donde los deseos redunden.
La inspiración en que
dos almas gemelas se enlazan
y se atan eternamente,
sin poder luchar
contra esa fuerza arrebatadora
que les arrastra,
sin compasión ni clemencia,
y se entregan a una vida
de piedad y perdón,
de candor y pasión.
Cuando amas profundamente y eres correspondido quisieras en todo momento sentir lo que esa persona está sintiendo por ti. Ser parte de su ser. Una fusión perfecta. Cada latido de ella, late en tu corazón. Dos almas vagando por la misma senda, entregadas una a la otra en todo momento.