viernes, 29 de noviembre de 2013

HUÍDA

AMOR, qué dulce y cruel palabra. Amar y ser amado es lo más precioso que existe, entregarte por entero a esa persona, darte sin reservas. Pero el amor también puede convertirse en una daga, afilada, que corta el alma, que rasga el corazón. Y cuando eso ocurre sólo quieres correr, desaparecer y buscar asilo en otra vida, o en otros brazos. El dolor por amor dicen que es el que más duele, como si te arrebataran tu otra mitad, la que nació para completar tu ser. ¡Cuánto de verdad hay en ello!




Dignidad y orgullo
pueden ser un sello
final. Cuando el
hombre huye no hay
camino donde
escapar, sólo el silencio
de la noche,
que siempre calla la verdad.

El mundo se te
hace pequeño ante
tanta inmensidad,
correr y correrlo
todas las veces
y cada vez más,
hasta desaparecer por completo
y nunca mirar atrás.

Ya no queda más
lucha, se quedó quebrada
largo tiempo allá, ahora
los pasos son más
largos, la huída
más firme quizá y
el ocaso te encontrará
en otra tierra buscando
tu vida sanar.

  
Fotografía: En la primera instantánea, subida hacia San Miguel de Aralar, precioso santuario en la cúspide de una montaña de La Barranca, en Navarra, perteneciente al hermoso pueblo de Huarte Araquil. Las vistas desde allí, en las alturas, resultan impresionantes porque en paralelo se halla la sierra de San Donato, al fondo de la segunda fotografía. Son dos paredes que franquean un hermoso valle. Todas las estaciones del año tienen algo mágico en este bello edén.