lunes, 6 de enero de 2014

TERNURA ENTREGADA

Mi sobrino Sergio, a quien ya tenéis el gran honor de conocerlo en este blog por la tremenda enfermedad que superó el verano pasado, todo un titán, ya volvió a la historia que realmente le tocaba vivir, la de un niño hoy ya de 15 años que está empezando a descubrir el mundo. Lo realmente cruel y despiadado fue que lo tuvo que desenmascarar en su total ferocidad demasiado pronto en su vida. Para su madre  no tengo palabras. Estoy segura, por todo lo que me tocó sufrir a su lado, que existe una fortaleza que en momentos así emerge de lo más profundo y que no podemos llegar ni siquiera a intuir que la tenemos. El otro día descubrí esta hermosa foto e intenté ponerme en su lugar cuando ella, pegada a la cama del hospital y a su niño, luchaba ya sin aliento... Te admiro Puri por esa garra que demostraste cuando todo tu mundo se caía en pedazos.




Tenerte entre mis abrazos
me colmó de felicidad.
Sentir esa piel dulce,
de melocotón, y entregarme
a ella con todo el
amor que tuve en la
vida guardado en algún rincón.

Se me llenaron de luz las manos
para poder deslumbrarte,
ver un mundo mejor,
rodearme tú con sueños
y yo darte mi calor.

Te acaricié como nunca
antes lo había hecho con
nada, con el ardor en
cada roce, con el amor
en mi mirada y supe
que ya, desde ese mismo
instante, tendría la necesidad
de esa ternura entregada.

Fotografía: Mi prima Puri y su hijo Sergio. Éste fue mi regalo de Reyes para aquella Navidad y que sigáis amándoos con toda la fuerza de vuestro ser. Os quiero mucho.
El orgullo de una madre después de vivir algo tan extremadamente doloroso y poder tener a tu retoño ahí besándote, imagino que no existirá algo más grande ni un abrazo más puro, sincero y hermoso.