domingo, 14 de julio de 2013

A MI ABUELO SÁTUR

El pasado 1 de julio fue el cumpleaños de mi abuelo Sátur, que como él ya dice, va camino de los 96 años. 95 celebramos este año. Ahí es nada, y con una felicidad pasmosa por tener a toda la familia reunida en torno suyo: hijos, nietos, biznietos, abrazándole. Lo mejor de todo, el orujo; eso sí que saboreó como se saborea una vida entera, despacio, con regusto.
Sátur, el pastelero, es mi mejor amigo y el que ha conseguido que adore los dulces y me muera por una buena tarta de chocolate. Cuando me miro en sus ojos veo transparencia e infinidad de historias de tiempos pasados. Juntos hemos atesorado muchas vivencias inolvidables. Nos conocemos sólo con mirarnos y nos amamos por encima de todo lo que existe en nuestras vidas.




Historias profundas de una vida
errando por inhóspitos parajes,
cabalgando a lomos del destino
que siempre te guiaba camino adelante.

Sentimientos hoy sentidos
desde la lejanía del tiempo,
surcos marcados en la piel
que nunca se los lleva el viento.

Te quiero por lo que eres y has sido,
bueno, en la lucha y en la paz,
etéreo ser que sigue caminando
en el fondo con su única verdad.

Y hoy nos cuentas tus andanzas
cual caballero errante,
y somos público de una obra maestra
por ver toda una vida delante.

Tú eres nuestro niño grande,
el que nos hace reír y llorar a veces,
tú eres nuestra varita mágica
que siempre nos convierte en valientes.

Admiración, es la palabra,
amor, el sentimiento,
nostalgia de aquellos días
que nos traes con aires nuevos.

 Sólo puedo agradecer a mis padres, con toda mi alma, la entrega y el amor incondicional con que están cuidando a mi abuelito. Jamás me cansaré de gritarlo a los cuatro vientos.
¡Y que cumplas muchos más...!!!!!!!!!!