jueves, 7 de abril de 2016

TESORO ROBADO


 
En mi pecho, una chispa
donde la clemencia
el viento la viste de amor....

Morada que desgarra el hielo
donde el horizonte
la niebla torna su color.
 
Sé el diluvio de mis días.
Sé el combate de mi caricia.
Sé el volcán de mi pasión.
 
Arranca las cadenas del tiempo,
aúlla como lobo sin temor,
batalla en las dunas de mi cuerpo,
venera bravo este calor.
Implora el tiempo habitado,
congela cada línea de fragor,
vela el tesoro robado,
conquista este mundo de valor.
 
Y allí, en la era del gozo,
entre el júbilo de la perfección,
imagina dos cuerpos ardiendo,
suave aroma que tiñe una flor.
 
Sé el fuego de mi talle.
Sé la figura de mi oscuridad.
Sé los dedos de mi hoguera.
Sé la lumbre de mi delirio.
Sé la fantasía de mi perfume.
Sé la frescura de mi ardor.
 
La fotografía para acompañar ese poema me la ha regalado mi amiga África Belloso. Muchas gracias. Te quiero, amiga. Ya sabes que es un poema forjado entre las dos...