lunes, 16 de febrero de 2015

HOGAR

 
 
Olvidada entre sombríos bosques,
desterrada de toda pasión,
gélido miedo que cala los huesos,
inmenso ahogo de dolor.
 
Una luz en la lejanía,
¿de dónde proviene esa luz?,
busco desesperada su procedencia,
corro entre fantasmas de cartón.
 
Manos que me tienden su brío,
que desaparecen cuando presagian mi color,
brújula perdida en sueños,
hambre impacientada de calor.
 
Me vuelvo, alguien me llama,
ven, la luz soy yo,
me precipito como una niña
y me reencuentro con el cerezo en flor.
 
Dulce hogar de leña,
dulce escena de candor,
abrigo de mis entrañas,
abrigo que esfuma mi dolor.
 
 
Fotografía: Mi hogar: mi familia. Fue el 92 cumpleaños de mi abuelo. Estábamos todos de veraneo. Siempre nos juntamos allí en Santoña y disfrutamos de cada día de estío. Pero este momento era especial. Rodeada de mi gente, de los que tanto me quieren y a los que tanto quiero siempre me siento protegida, como una niña chica que necesita que la mimen. Así soy yo. Es un bonito recuerdo que se repite cada año.