jueves, 26 de diciembre de 2013

PARA MARTA

Hubo un día en el que, para mí, no supuso una fecha corriente en el calendario, sino un alba diferente al habitual. Mi amiga Marta iba a sufrir una intervención médica y rondaba a cada instante en mi cabeza cómo se habría desarrollado todo, que esperaba y deseaba con todas mis fuerzas que de una forma realmente satisfactoria.
Cuando una persona a la que quieres se expone a un hecho así, tú te sientes impotente, y te das cuenta de lo poquito que somos dentro de este gran cosmos en el que vivimos. Sólo puedes hacer una cosa: mandar todo el vigor, toda tu garra y energía que tienes guardada para este momento. Mucha es la que se va  acumulando hasta que llega el día señalado. Y soñar, soñar con todo tu ser en que el hecho se consuma de manera inmejorable y dentro de tres días estuvieras corriendo por El Retiro como una chiquilla. Éste fue mi deseo. Un beso, Marta, valiente, que es lo que eres y siempre has demostrado, además de buena y con un gran corazón.




Mi dulce niña de cabellos de oro,
tierno cachorrillo en su mantita
que anhela el calor del mundo
y la caricia, por encima de todo.

Princesa que desde el torreón  
de su castillo lo vio.
Venía a lomos de un intrépido corcel
para raptarla de su letargo
y llevársela con él.

Sortearon baches, lluvia y hielos
encrespados en las más duras rocas,
para alcanzar el culmen de su destino,
y brotar encendidas las más bellas olas.

Una morada les estaba esperando
llena de colores, amores y amigos
donde refugiarse para siempre,
 y sentir su historia en ese nido.

El amor los unió eternamente y
supieron con encanto lo que
sería tenerse y cuidarse,
custodiar lo que se quiere.

La mantita allá quedó,
solita en ese instante, mientras
 a los lejos tañía una tenue canción
que todavía siente en su roce
un poquito de calor.

Fotografía: Marta el día de nuestra Comunión, que es como siempre la recuerdo de niña: con esa belleza angelical, ese pelo precioso y esa carita llena de amor.
Peque, te la debía, por todas nuestras vivencias y por todo lo que nos tocó juntas sentir. Que unas veces era bueno, pero otras no tanto. Ahora por fin ha llegado el momento de decirte que te quiero mucho y que me siento privilegiada de poder ser tu amiga.
La operación resultó bien.