sábado, 9 de noviembre de 2013

INOCENCIA

Anoche estuve un poquito más cerca de tocar el cielo. A pesar de que el Osasuna no pudo con el Almería para mí era un día muy especial porque, por primera vez, llevaba al niño de mi alma, mi ahijado, mi vida,  mi Ariel, al fútbol. Nunca antes hallé unos ojos tan enormes. Todo era novedad y maravilla. "¿Porqué gritan?, ¿quién es el que corre?, ¿han metido gol?...". El mundo se convertía en infinidad de interrogantes de lo que veía y llamaba poderosamente su atención. Yo le miraba por el rabillo del ojo y le descubría sonriendo sin perderse ni un segundo de cada instante y fui, fui enormemente feliz.
Te adoro Ariel. Gracias por haberme dado tanto sin ni siquiera tú intuirlo.




Ayer pude tocar la
inocencia con mis
dedos, saborear
su caricia y
abrazar lo más pequeño.

Dulce mirada,
puro sentir de
un corazón que latía
más fuerte, con
mirada curiosa, con
el alma valiente.

"Disfruta mi niño
de este momento
mágico en tu
nuevo mundo",
en el que
yo gozaba contigo
porque cada segundo
de ese instante
también era parte del mío.

Perdimos, ¿qué importa?
la felicidad me invadía dentro
y sabía que en esa hora,
entre tanta alegría y bullicio,
 mi niño estaba contento.