lunes, 20 de enero de 2014

RETAZO ETERNO

La vida es una incógnita desde que nacemos hasta después de morir. Nieves San Juan, gran amiga de la familia y vecina de Lerín, me envió esta fotografía y ¡descubrí a mi abuelo Sátur, de pequeño, con los compañeros de escuela! ¡Qué gran emoción! Mi abuelo también fue niño... Él, que ya ha cumplido 95 años, que ya es bisabuelo... No puedo concebirlo con el intelecto, sólo puedo sentirlo con el corazón.
La existencia humana nos llena de dudas que no somos capaces de contestar. Pero la belleza suprema de este instante fotográfico, tan perfecto en su conjunto, me hace olvidarme de todo lo demás.


Corazón de niño
que indagas entre
los retazos de tu
vida instantes serenos,
momentos que quedaron
grabados en tu memoria,
cálidos recuerdos.

Lienzo que guardas
lo que fue perfecto.
¿A dónde irá ese
cuadro secreto?, ¿qué
sentías cuando éste
fue hecho?

Te veo y, sin querer,
 el reflejo es
de otro abuelo,
el que también fue
chico, el que vivió con
su aliento. ¿Dónde
quedó aquel retazo
eterno?

Me miras
y no te reconozco,
me llamas y no
te escucho en ese
blanco y negro, porque
tú eres él, pero el
tiempo transitado ha
mudado mis ojos
para que la intensa huella
sólo pueda evocarte
con el corazón
henchido de ella.

 Fotografía: Mi abuelo Sátur es el que está abajo a la derecha. Gracias abuelico por seguir entre nosotros y por tanto amor como nos das y nos has dado desde que nacimos. Ya sabes cuánto y cuánto te queremos.