jueves, 5 de diciembre de 2013

¡PAPÁ "YOL"!

Como ya he comentado anteriormente mis dos primeros años de vida fueron en Miranda de Arga, preciosa localidad navarra que llevo en el corazón  y donde me bautizaron. Es el pueblo de mi padre y allí ejerció de maestro en aquella época. En la localidad destaca una ermita en lo alto donde se venera a la Virgen del Castillo junto a un torreón, resto arquitectónico de dicha fortaleza medieval, que por su ubicación hacía las veces de vigía. Desde allí la panorámica es preciosa con todo el regadío a tus pies.
Los domingos en que jugaba El Castillo en casa yo veía el partido desde mi balcón, en un tercer piso que daba al campo de fútbol, pero sólo veía a una persona. Creo que fue el momento en que empecé a amar este deporte.
 

Agarrada a los barrotes de la balconada
los domingos por la tarde
en el campo animaba a mi equipo:
mi padre, de azul y amarillo.

No había mejor delantero
ni punta que marcara más goles
por eso mis primeras palabras
fueron un ¡Papá yol! a voces.

Tan sólo tenía un añito
y ya amaba tus colores.
La fuerza me venía de dentro,
del hombre de mis amores.

Y allí enganchada
estaba su mayor fan,
orgullosa de su padre
y gritando de verdad.

Fotografía: Mi padre, Benito, es el que está más alto a punto de rematar. Esa entraba seguro. Papi, aunque lo hubiera soñado, no hubiera podido tener a alguien mejor en mi vida para acompañarme en el camino y vivir conmigo cada experiencia. Doy gracias y te las doy a ti por haber sido y seguir siendo así. Te quiero.