domingo, 26 de abril de 2015

CAMPOS DE ALGODÓN

 
Nívea seda que sazona con azúcar,
piropo en la retina,
 sortija para delicados dedos
que juegan con labios
de miel repletos.
 
¿Podrá la campiña guardar el secreto?
 
Nevado altar de caprichosas figuras,
inocente guiño de brotes serenos,
tersas florecillas del escenario lleno,
yemas que dibujan turgentes deseos.
 
¿Podrá la campiña guardar el secreto?
 
Futura golosina irá tornando el boceto,
retrato de campanillas que sonarán
con el viento.
Disfraz de alegría y regocijo,
algodones que transforman
el alma soñoliento.
 
¿Podrá la campiña guardar el secreto?
 
Rojos frutos se abren al tiempo,
cerezos repletos de árboles
en campo abierto.
Tierno caramelo que acaricia
el sabroso manjar
del antiguo secreto.
 
 
Fotografías: En la de arriba, mi padre paseando entre los cerezos, y la de abajo, una panorámica del valle.
Un paseo por el Valle de Echauri, pegadito a Pamplona, se convierte en una explosión de cerezos en flor que cautivan al caminante. Campos blancos de florecillas repletos contrastan con el verde de los trigos y el amarillo de la colza... Juegos de colores que, conforme pase el tiempo, darán lugar al fruto del deseo: las cerezas o guindas que harán del dulzor su frescura jugosa.