viernes, 27 de septiembre de 2013

MI GUITARRA

Cuando era pequeña mis padres me regalaron una guitarra y aprendí a tocarla. Jamás me he separado de ella. Al admirarla en su rincón descubro a través de su imagen mi infancia. Recuerdo que las Nochebuenas salíamos un coro por el pueblo cantando villancicos y visitando a los ancianos y enfermos para alegrarles un poquito más la Navidad. Las familias nos recibían emocionadas. Nos agasajaban con polvorones y dulces típicos y, a pesar del frío helado en los dedos y el calorcillo que intentabas sentir del borrego del traje de casera, la alegría superaba con mucho todo aquel momento.
La pequeña estrella dorada pegada en esos días contiene un mensaje: "Paz y Bien", que ya forma parte de ella.



Estás conmigo desde niña,
mi pequeña consentida,
me encanta sentir tu madera
y el sonido de tus cuerdas.

Cuando las notas suenan
me cuentas historias de tu día,
y yo me aferro a ti con fuerza,
melodías de la vida.

Cuando estoy triste, me das alegría,
me hablas de ti en tu suave sonata;
cuando estás triste, te doy alegría,
con mis dedos acariciándote mimada.

Y entre mis brazos
nos convertimos en una,
la estrellita que llevas pegada
te hace ser sólo mía, mi guitarra.