Podrán amarrar el dulce aroma
de las flores,
romper cada trocito de pétalo,
despuntar las espinas,
clavarlas hasta sangrar el alma,
pero no podrán frenar la primavera.
Podrán velar el brillo
de la luna llena,
repudiar cada estela de estrellas,
robar el suave olor mojado
de la lluvia en la oscuridad,
pero no podrán frenar a la noche.
Podrán pintar de gris el color
de los campos,
mutilar las hojas de los árboles,
retener la tórrida lava del volcán,
silenciar el canto del viejo pájaro
en mi ventana,
pero no podrán frenar la naturaleza.
Podrán detener la esencia
de cada pueblo,
ocultar la amable sonrisa
de la nostalgia,
olvidar el recuerdo vivido,
pero no podrán frenar la existencia.
Ellos bregarán por esa flor,
custodiarán la noche,
rondarán cada trinar,
vigilarán la vereda,
hasta sellar de vida
lo que creyeron que pudo ser
y ya nunca eternamente será.
