lunes, 4 de abril de 2016

OLYMPE DE GOUGES

 
Fornido estandarte
en manos equivocadas.
 
Descuidado, mugriento, contaminado.
 
Trampa manchada
de traicioneros momentos.
 
Maléfico, infame, doliente.
 
Viejas leyendas
en inéditas costumbres.
 
Angustia, tormento, tortura.
 
Llovía sobre París,
un gemido cruel
se aferraba a los hilos de agua.
 Un gemido pétreo de humanidad.
Raza de villanos
aprisionan la voluntad.
Licencia constante
para mutilar piezas de un puzle,
adornos de perfección
donde la mujer recita su vida,
donde este corazón de caridad
muestra en sus carnes
la cruel vileza.
 
 
 "Llovía. Llovía insistentemente sobre París. El manto negro del cielo se preñó de millones de lágrimas que caían voluptuosas desde el techo del mundo, a sabiendas de que los ojos del mundo se habían clavado como punchas de fuego en la Francia revolucionaria". En palabras del poeta Guillermo de Jorge, así es como la escritora Isabel Medina nos adentra en su última novela "Olympe de Gouges", Izana Editores, 2016. Un canto en prosa a una de las mujeres más relevantes de la historia.