martes, 21 de febrero de 2017

ARMA LETAL



Eres tú, mi amada
que llega a los árboles
en los que habito
y rocía las flores
que anidaron en tu nombre.

Cantaron los lirios 
el color de nácar
antes de morir de amor
como un destello
de la huella que surca
la vereda de mi vida.

Y comulgo en tus ojos
la verdad oculta
para que el último soplido
del silencio
anuncie mi frágil sueño.

Tú, que hoy partes
a la otra orilla
donde el viento duele
al calor del veneno,
donde el negro de mis venas
tinta cada secreto
con el aullido del trueno.

Ahí, entre tus brazos inertes
hallé el olvido de tus besos,
los restos de mi niñez
que jugaron a aquel cuento
y robé mi memoria
para suspirar
la ceniza y el polvo
que se esparcen
en mi pecho.