jueves, 2 de mayo de 2013

LERÍN

Ya os he ensalzado en algún otro poema las bonanzas de mi pueblo, Lerín, y mi adoración hacia él. Es donde viví hasta los 18 años, cuando marché para estudiar en Pamplona. Allí están mis orígenes, mis raíces, mi tierra, los recuerdos de niñez y adolescencia, lo que yo soy en definitiva, y tantos, tantísimos momentos especiales, que siempre lo añoro en la distancia. Volver cada vez es lo que hace aflorar en mí esos sentimientos y esa belleza grabada a fuego.




Esculpida en una peña
irrumpe la más bella escultura,
desde el regadío la estampa es solemne.
Allá en lo alto se siente
 dominando el horizonte con bravura.

Pinas y encorvadas cuestas,
casas adheridas a la tierra,
cuna de nobles arraigos,
fortaleza en tiempos de guerra.

Balcón de la Ribera,
torre desde donde se divisan
las más hermosas huertas,
amalgama de colores,
 lienzo en tonalidades y esencias.

Cuadro encendido por la naturaleza,
primavera en el río y en la vereda,
eterna será tu belleza
como eterna será mi pasión por ella.



Mi querido Lerín, siempre te llevaré en el alma.