Ya os he ensalzado en algún otro poema las bonanzas de mi pueblo, Lerín, y mi adoración hacia él. Es donde viví hasta los 18 años, cuando marché para estudiar en Pamplona. Allí están mis orígenes, mis raíces, mi tierra, los recuerdos de niñez y adolescencia, lo que yo soy en definitiva, y tantos, tantísimos momentos especiales, que siempre lo añoro en la distancia. Volver cada vez es lo que hace aflorar en mí esos sentimientos y esa belleza grabada a fuego.
irrumpe la más bella escultura,
desde el regadío la estampa es solemne.
Allá en lo alto se siente
dominando el horizonte con bravura.
dominando el horizonte con bravura.
Pinas y encorvadas cuestas,
casas adheridas a la tierra,
cuna de nobles arraigos,
fortaleza en tiempos de guerra.
Balcón de la Ribera,
torre desde donde se divisan
las más hermosas huertas,
amalgama de colores,
amalgama de colores,
lienzo en tonalidades y esencias.
Cuadro encendido por la naturaleza,
primavera en el río y en la vereda,
eterna será tu belleza
como eterna será mi pasión por ella.
Hola Rebeca, soy Consuelo Ochoa y me gustaría comentarte que este poema sobre Lerín que has hecho me ha parecido rotundo y hermoso. Compartimos un emotivo sentimiento por nuestro pueblo y es bonito que gente joven como tu lo exprese a corazón abierto.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Consuelo!!! La distancia hace que esos sentimientos broten con más fuerza y la querencia hacia todo lo que es nuestro aflora. Se suele decir, que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. Nosotras no lo hemos perdido pero yo creo que valdría como metáfora. Te doy las gracias sinceramente y ojalá todo el mundo lo aclamara sin vergüenza y con cariño. Un beso, Rebeca.
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