El antiguo campo de fútbol del lerinés, de tierra, se encontraba a dos kilómetros del pueblo. Los días de partido suponían una auténtica fiesta. Todos los vecinos salían a animar a su equipo, de camiseta azul y pantalón blanco, igual que la "Squadra azzurra", la Selección Italiana. Recuerdo cómo, de pequeñitas, nos subíamos a las casetas que por aquel entonces eran de cemento y desde allí, en lo alto, contemplábamos todo aquel júbilo. Evoco ahora ese momento con todo el cariño y la nostalgia del mundo.
Todavía ruge en tus entrañas
aquellas tardes de domingo,
de jolgorios del fútbol,
de alegría de niños.
Tierra yerma que no olvidas
los colores de la vida,
de compañeros de juego,
de sabores a buena comida.
¡Qué grande era tu día,
qué feliz con tu familia,
con tu amor al pueblo,
con tu algarabía!
¡Qué cruel sería olvidarte,
no ver allí más que arcilla,
más que tierra baldía
donde la maleza anida!
Fotografía: El Club de Fútbol Lerinés. El segundo agachado, empezando por la derecha, es mi padre.
Dedicado a todos los fundadores del Club. Año 1979.