jueves, 18 de julio de 2013

CHANQUETE SANTOÑÉS

Cuando paseas por el puerto de Santoña, entre pequeñas barcas de aquellos que fueron marineros, percibes el amor con el que las tratan, con que las miman, como a sus niñas del alma. Y salen a la bahía a sentir el mar en su corazón, sus recuerdos, su vida... Para el visitante es precioso ver ese trocito de agua lleno de "barcucas" y, entre ellas, de pie, acariciado por el viento, el viejo grumete soñando despierto.




Barquilla vieja del puerto,
rauda retornarás a surcar los mares,
tu eterno patrón te engalana
con todo el sacrificio de un padre.

Algunos creyeron que ya no vivirías,
que tu destino era el abandono,
pero alguien volvió a creer en ti,
  resplandeciente galeón
que va curando su aplomo.

Y cuando te sientas rebosante
nadie faltará a tu botadura,
la mar te espera ansiosa
para que vuelvas de nuevo segura.

Con tus colores blandiendo,
bramar en medio de la bahía
gritando a los cuatro vientos:
"¡Ya vuelvo a mi tierra,
el hogar me espera cada día,
 la cuna de mis ancestros,
los sueños y mi alegría!".






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