"La barca en que me iré
lleva una cruz de olvido,
lleva una cruz de amor
y en esa cruz sin ti
me moriré de hastío".
Estribillo de esta preciosa composición de Juan Záizar Torres, para un final triste pero muy conmovedor. Esta melodía supone una maravilla y un deleite para los sentidos: música, trajes, letra y una bella historia.
Corazón errante que vagas
por el mundo,
que sientes tuyo
el eterno momento
en que nada nos separase,
en que retenernos
se convirtió en deseo.
Ahora lejos, en la distancia,
una bruma desalentadora hace
llorar al alma por lo que
pudo tener y no tendrá mañana.
Vuela con cadenas
que te unan al pasado, que
revivan momentos de un profundo
lejano para que algún día
quede este cuento sellado.
Amarres a un tiempo que ya
no traerá nuevos anhelos,
que quedará en el olvido
la cruz y el dolor
ahogado en el pecho.
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