martes, 27 de septiembre de 2016

A MI ABUELO

 
Te quiero.
Y te quiero porque cada una de tus arrugas
delinea mi silueta,
porque una sola veta
será camino de mi ser un día,
porque en tu iris azul avejentado
vivo retazos de tu vida.
 
En mi corazón que te secuestra,
dulce y alegre,
resplandece tu estampa apacible
y tus palabras insinúan
el rocío de la mañana que rezuma.
 
Cuando el bosque nos inunde juntos
en el platear del sol,
sobre tu níveo seno me acurrucaré
como pajarillo de alas fracturadas,
transformándome en gargantilla de tu cuello.
 
Y en este verso que bendigo
ondearemos en el mar de la inocencia
entre olorosas malvas y juegos de niños,
cada aurora,
para no perdernos el uno del otro,
para ser gozo de tus abriles en sutil lozanía.
 

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