miércoles, 11 de octubre de 2017

A MI ABUELITA PATRO

 
Recuerdo la casa
de mi abuela.
Sus manos
aún latiendo
entre la toquilla gruesa
de lana.
 
Las cenizas,
oro del hogar,
nido de un violín
que aún resuena
en los rincones.
 
Recuerdo la plata
de tus mejillas
y el rumor
de la fruta madura,
la caricia junto al lecho
de tu voz serena
y el color del candil
que aún flota
en las paredes.
 
Recuerdo el frío blanco
de medianoche,
la sábana aferrada
a la vida
y tu presencia,
la respiración acompasada
en mi sueño de niña,
la sangre eterna
que aún silba
en mis venas.
 
Te recuerdo
como si el tiempo
aún no hubiera pasado,
como si tu luz
tocara mi estela
y abrazara mi nombre
en el rubor del camino
y en la risa de tu existencia.
 
 

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