Mi padre, en su juventud, tuvo gran afición a la faena del recortador cuando llegaban las fiestas de su pueblo. Un amigo, Javi Martínez, me inspiró estos versos contándome su entrega a este arte y recordándome el momento que fue tan importante en la vida de nuestra familia, cuando yo era pequeñita. Este poema quiero dedicárselo a mi papi y a él, y a todos aquellos valientes que se exponen al peligro, que convierten el recorte en un auténtico talento, que honran a la tradición y a las costumbres de una tierra. Tampoco quiero olvidarme de Ibai Piudo, de Lerín, que nos ha dado grandes lecciones en esta disciplina.
el peligro que se
engancha a tu ser;
le miras, te mira,
es el hombre contra
la fuerza y el poder.
Poder que te arrastra,
que casi lo quieres tocar,
sentir ese temblor dentro,
afrontarlo con decisión.
Nadie te puede parar
en esa lucha de titanes,
afrontarlo con decisión.
Nadie te puede parar
en esa lucha de titanes,
en ese duelo final.
Amor al riesgo,
a la aventura,
al erizo de la piel;
tus pies son tus aliados,
el arma blanca esta vez.
Enfrente unos cuernos blancos y negros,
un enemigo que quiere crecer,
a la aventura,
al erizo de la piel;
tus pies son tus aliados,
el arma blanca esta vez.
Enfrente unos cuernos blancos y negros,
un enemigo que quiere crecer,
buscando al que todo lo arriesga,
al que se expone una y otra vez.
al que se expone una y otra vez.
Valiente honor de guerrillero
que nació para vencer.
Nada en la naturaleza le podrá
Nada en la naturaleza le podrá
parar en su deber.
Deber a la vida,
a la honra,
y a la cita creada para él.
Deber a la vida,
a la honra,
y a la cita creada para él.